La esencia del budismo se condensa en el Sermón de Benarés, la primera predicación de Buda tras su iluminación, y encierra las doctrinas del Camino Medio y de las Cuatro Verdades Nobles, que se han conservado en el cuerpo de las creencias budistas, a pesar de los muchos cambios que han sufrido.
El Camino Medio estriba en evitar los extremos llamados placer y ascetismo.
Las Cuatro Verdades Nobles son:
- 1ª. La existencia individual implica sufrimiento.
- 2ª. La causa de ello, que se halla en el arranque de nuestras angustias y dolores, es el apego a los objetos sensibles, de aquí que la paz espiritual se logre sólo con la limitación de los deseos.
- 3ª. El despego y la posibilidad de alcanzar la serenidad consisten en dominar la fuerza de nuestros actos (karma), de modo que no se vuelva a nacer.
- 4ª. La aplicación del Noble Camino Óctuple u observancia de un género de vida estrictamente ético, basado en efectuar con rectitud, conciencia y justicia, las siguientes actividades humanas: pensar, decidir, hablar, obrar, vivir, esforzarse, atender y concentrarse.
Así, pues, el budismo prescinde de los ritos, ceremonias y sabiduría, y su credo entero se basa en la conducta personal. En ésta medían de manera decisiva cinco grupos de cosas: materia, sentimiento, percepción, función intelectual y conocimiento, los cuales no son independientes, sino que cambian y se interfieren de modo constante, y, por lo tanto, no puede creerse que sean inmutables y eternos. Este criterio produce la noción de la "no-alma" o anatta, que no supone ni la negación del alma, ni la aceptación de la misma como algo trascendente; la palabra quiere decir que se trata de algo ajeno a las fuerzas de causa y efecto. Como se ve, es un concepto de muy difícil comprensión.
Otra doctrina budista es la del nirvana, que se concibe como la realidad permanente e inmutable, absolutamente distinta de todo lo que abarca el mundo cognoscible, que es lo único que pueden entender los humanos por medio de su ciencia y experiencia. El nirvana es indescriptible con el lenguaje de los hombres e inconcebible por su mente; sólo puede experimentarse cuando se ha conquistado la santidad.
El budismo, sobre todo el de los primeros tiempos, rechazaba la mediación (o delegación de algo tan personal como la salvación) de los sacerdotes o brahmanes, quizá por considerarlos como una clase privilegiada. Sin embargo, la budista es una religión (mejor, un credo) monástica. Entendía por monjes todas las personas que se habían apartado del mundo y que aspiraban a alcanzar el nirvana en su vida, o en alguna de sus futuras existencias, gracias al absoluto dominio mental. Por esta razón, había que prescindir de los cuidados y preocupaciones familiares, y buscar un lugar tranquilo en que conseguir el objeto propuesto.
El monaquismo budista no se basa en el ascetismo, sino en la necesidad de meditar y contemplar (ver la realidad tal como es) sin estorbos, en un proceso intuitivo, místico. Cualquiera podía ser monje, aunque perteneciera a las clases más bajas y desdeñadas o fuera mujer. En esto no se ha de intentar ver una tendencia anticlasista, igualitaria; en realidad, significa que el budismo es indiferente a las distinciones de castas y sexos.
Un principio muy practicado por los monjes y todos los budistas convencidos era el del amor o buena voluntad (metta) a todos los seres y cosas; esta "caridad" (en su estricta acepción cristiana) debía ser serena e impasible, distinta del usual amor humano, sin rebeldía ni oposiciones.
Un principio muy practicado por los monjes y todos los budistas convencidos era el del amor o buena voluntad (metta) a todos los seres y cosas; esta "caridad" (en su estricta acepción cristiana) debía ser serena e impasible, distinta del usual amor humano, sin rebeldía ni oposiciones.
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