miércoles, 26 de septiembre de 2018

EL BUDISMO ZEN


Aunque el confucianismo fue la tercera religión nipona hasta los comienzos del presente siglo, cuando empezó a desplazarlo el cristianismo, no tuvo una influencia siquiera remotamente comparable a la del budismo. Éste, que había perdido toda su importancia en el país de origen, la India, cruzó el mar desde Corea e informó, modeló y colmó toda la vida japonesa: ciencia, literatura, artes, costumbres, etc.
 
La historia del budismo en Japón se puede resumir de esta manera:

Llegado al archipiélago hacia el año 552 d. de J. C., conoció un período de introducción que duró, más o menos, hasta el siglo VIII. Si se aceptó en aquel momento, fue a título de instrumento de la civilización china, muy superior a la japonesa.
Desde el siglo IX al XII, que corresponden al período de Heian, capital llamada más tarde Kyoto, el budismo, como otros elementos culturales del imperio chino, fue aceptado por las clases superiores del Japón hasta que se convirtió en parte integrante de la vida religioso-cultural de las mismas, paralelamente al sintoísmo, que subsistió como la fe del pueblo.
 
Hasta el siglo XVI, la religión de Buda tomó carta de naturaleza en las islas y llegó a ser el credo que siguieron todos los japoneses.

NORMAS MORALES DEL CULTO ENTRE LOS HINDÚES


Conocido ya el sistema de castas, propio del hinduismo y el brahmanismo, que tiene repercusión no sólo en lo social, sino en lo religioso, hay que decir unas pocas palabras sobre la moral y el culto entre los hindúes.
 
El deber del hombre, o darma ( dharma), es, como en el resto del mundo, múltiple. En lo que afecta a la religión, hay que alimentar a los pobres, reverenciar a los brahmanes, honrar a los dioses, respetar a los muertos y cumplir las obligaciones rituales, entre las que merecen destacarse cuantas ceremonias religiosas tienen relación con la vida del individuo, además de dar limosna, purificarse en baños de naturaleza prefijada, cumplir los votos, hacer peregrinaciones y asistir a las fiestas sagradas de que a veces está cuajado el calendario de muchas sectas.
 
Ya hemos indicado, al hablar del brahmanismo, las "cuatro estaciones" o períodos en que el hombre ha de dividir su vida, para poder dedicarse de manera plena a la actividad religiosa, que tiene por objeto la salvación, y que en la actualidad casi nadie observa.
 
El principal mandamiento ético —mejor sería decir principio moral, desde el momento en que no hay un magisterio religioso hindú— consiste en no dañar a ningún ser vivo (ahimsa); Gandhi lo convirtió en una fuerza política a la que llamó la "no violencia".
 

LOS DIOSES DEL HINDUISMO: BRAHMA, VISNÚ Y SHIVA


Hemos indicado que los dioses más notables del hinduismo son Visnú y Shiva, de los que hablamos a continuación.
 
Laksmi, la esposa del primero, se venera como diosa de la prosperidad. Un principio femenino, que se representa como diosa y que recibe el nombre de Sakti, supone la energía creadora y constante del universo.
 
Este culto a deidades de naturaleza opuesta a la masculina se centra en Devi, la esposa de Shiva, la madre universal, a la que se llama Durga, Gauri, Parvati, Kali, Ambika, etc.; sus ceremonias propenden a lo sombrío, mágico y erótico.
 
Un ser supremo que goza de mucha popularidad es Hanumán, dios-mono; también puede citarse como sobresaliente la descendencia de Shiva, o sea sus hijos Skanda-Karttikeya, dios de la guerra, y Ganesha, dios de cabeza de elefante, de simpática naturaleza, puesto que proporciona la buena suerte y aparta los obstáculos del camino de los hombres.
 
Aunque el sectarismo exista sólo en potencia, y ningún hindú se resiste a rezar en templos de sectas opuestas a las suyas, los secuaces de un credo dado procuran distinguirse por símbolos y señales que se pintan en la frente, la cabeza, faz o manos, sobre todo en las dos primeras. La trinidad hindú o trimurti se compone de los dioses Brahma, Visnú y Shiva: el primero es creador, el segundo conservador y el tercero destructor.

SINTOÍSMO, LA RELIGIÓN DE JAPÓN


Antes de que la cultura china llegase a Japón, a través de Corea, e implantase en su suelo el confucianismo (siglo IV d. de J. C.), religión típica del antiguo Celeste Imperio, y el budismo (siglo VI), creencia importada a los países del este asiático desde la India, hubo un conjunto de nociones religiosas autóctonas, en las que se mezclaban de modo inconexo, sin sistematización alguna, los cultos a la naturaleza, antepasados y héroes, que más bien podrían definirse como un cúmulo de supersticiones, si no se opusiera a ello la existencia de mitos dispersos. Esta primitiva fe popular es lo que se denomina sintoísmo.

No disfrutó éste de una existencia apacible. El budismo, que se había infiltrado en el Japón, y el confucianismo anterior, le amenazaron.

El sintoísmo hubo de claudicar y quedó asimilado a las dos religiones continentales, sobre todo al budismo, hasta que la política xenófoba del siglo XVIII motivó su resurrección como doctrina ritual del Estado. No obstante, hoy día, por hechos históricos que son del dominio público, el número de los sintoístas disminuye velozmente ante los embates de la cultura occidental.
 

CHINA: MITOLOGÍA DE LAS INUNDACIONES Y DE LA CREACIÓN DEL SOL


Seres míticos o dioses son Kun y su hijo Yue. Los dos están emparentados con el tema mitológico de las inundaciones, muy general en China.

Aunque se trata de seres que poseen rasgos humanos, debe tenerse en cuenta que el nombre del primero, Kun, encierra un elemento que significa "pez", y el segundo, Yue, se halla en una situación análoga. Uno de los rasgos con que se escribe su onomástico es común a las grafías que indican animales, como los insectos o el tigre. El mito, o serie de leyendas, que importa a ambos trata de la avenida de un río que sembró la destrucción, mientras sobrepasaba las cimas más altas y llegaba a los límites de los cielos. A los clamores de las gentes, Ti, el Señor (identificable con el dios supremo Sang-ti), ordenó a Kun que pusiera fin a la inundación. La tarea no fue fácil.
 

miércoles, 19 de septiembre de 2018

LA SERPIENTE EMPLUMADA


Los aztecas, en su tardío imperio, tomaron de las antiguas culturas mayas y toltecas, la leyenda de la Serpiente Emplumada, el viejo Ku Kulkán de los mayas y lo designaron como Quetzalcóatl.
 
La Serpiente Emplumada, junto con el Dios de la Lluvia, son los principales símbolos religiosos para este pueblo tan dependiente de la agricultura. Uno es el símbolo del agua vivificadora, y la Serpiente Emplumada lo es de la fertilidad agrícola.
 
Las investigaciones del etnólogo francés Jacques Soustelle, nos llevan al origen de la leyenda de la "Serpiente Emplumada", sacerdote, rey y Dios, personificación de la serpiente revestida de las plumas verdes y doradas del quetzal, la hermosa ave de las tierras del trópico septentrional.
 
Cuenta esta leyenda, en la versión recogida por Soustelle, que la "Serpiente Emplumada", como sacerdote, durante su aparición en la tierra, alcanzó su perfección y quedó como modelo para la posteridad. La tradición describe los oratorios, orientados a los cuatro puntos cardinales, entre los que dividía su vida de oración y recogimiento.

PALENQUE


"Las pirámides de América, a diferencia de las pirámides de Egipto, no son túmulos funerarios. Su objeto es sólo construir santuarios en altura".

Este dogma fue sustentado por todos los arqueólogos hasta mediados del siglo XX. No daremos el nombre del principal arqueólogo sustentador de esta tesis, porque en otros aspectos de su quehacer es realmente notable su aporte a la investigación arqueológica precolombina.

Fue entre 1951 y 1952 cuando todas las teorías se derrumbaron. Desde 1940, el gobierno de México había iniciado una tarea de limpieza y restauración de las ruinas mayas. En 1951, el arqueólogo Alberto Ruz L'Huillier, descubrió una losa en el piso del Templo de las Inscripciones. Después de levantarla encontró una escala descendente. A unos dieciocho metros de profundidad había una puerta custodiada por seis momias. Tras ella había una tumba. El sarcófago estaba cubierto por una gran losa que mostraba una extraña e inquietante figura en relieve. En su interior, un cadáver con máscara de jade, joyas y una enorme perla en forma de pera.

martes, 18 de septiembre de 2018

EL DILUVIO MAYA


Varios estudiosos, entre ellos von Hagen, señalan que la leyenda del fin del mundo por medio de un diluvio se encuentra graficada en la última página del "Códice de Dresde" de los mayas. El gráfico de la página 74 del "Códice de Dresde" es el siguiente, según la interpretación dada por von Hagen:

"Una criatura en forma de serpiente se extiende a través del cielo con símbolos de constelaciones marcados en el costado y signos de los eclipses del sol y de la luna pendientes de su vientre. De sus fauces abiertas, así como de los dos signos de eclipses, brota un torrente de agua que cae directamente a tierra.

Debajo de la serpiente celestial, la Vieja Diosa con largas uñas en los pies y manos en forma de talón, patrona de la muerte y la destrucción, con una serpiente retorcida en la cabeza y decoraciones de huesos en cruz en la falda, sostiene un jarro invertido del cual también sale un torrente destructor.

LA ASTROLOGÍA MAYA


Los observatorios astronómicos de los mayas en Copán y Chichén Itzá, entre otros, han llamado poderosamente la atención de los investigadores. Entre ellos, Víctor von Hagen ha estudiado detalladamente los profundos conocimientos que manejaban los mayas. Eminentes autoridades en astronomía han debido reconocer que los mayas del antiguo imperio tenían conocimientos muy superiores a los que habían alcanzado los egipcios anteriores a Ptolomeo.

Los egipcios tenían un año calendario fijo de sólo 365 días de duración. El tiempo exacto que necesita la tierra para dar una revolución completa alrededor del sol, según la ciencia moderna, requiere 365,2422 días para efectuarse. Los antiguos sabios mayas comprendieron perfectamente esta discrepancia entre su año calendario y el año trópico verdadero y a través de sus profundos estudios, lograron corregir el error acumulado en cualquier momento de su era cronológica. Cabe destacar que la fórmula de corrección calendárica concebida por los antiguos sacerdotes astrónomos mayas, en los tiempos remotos de los siglos VI y VII de la era cristiana, era ligeramente más exacta que la propia corrección gregoriana del año bisiesto introducida sólo en el año 1582, por el Papa Gregorio XIII.

INTIHUATANA, EL SITIO EN EL QUE SE ATA EL SOL

 
En la altiplanicie andina en que la atmósfera enrarecida no retiene el calor del sol y las noches resultan duramente frías, no es sorprendente que se prestase poca atención a las estrellas, dedicándose en cambio la más profunda adoración al sol.
 
Otros fenómenos naturales, como el trueno y el rayo, el arco iris, las altas montañas, precipicios y caídas de agua, quedaban dentro de su vista, y, naturalmente, se les propiciaba con ofrendas de adoración para obtener su protección.
 

martes, 11 de septiembre de 2018

LA CIUDAD DE LOS ÁRBOLES


En los confusos viajes y narraciones de los expedicionarios a la Ciudad de los Césares, no poco contribuyó a aumentar esta confusión el hecho de que en el Sudoeste argentino, cerca de Nahuelhuapi se encontraran restos de construcciones y bosques de manzanos, indudablemente cultivados por españoles.
 
Quien da a conocer una versión sobre el posible origen de la Ciudad de los Arboles es el escritor argentino don Estanislao Zevallos y fue recogida posteriormente por el escritor chileno don Francisco Fonck en "Libro de los Diarios de Fray Francisco Menéndez", publicado en Valparaíso en 1900.

Sobre el origen de la legendaria Ciudad de los Arboles, dice Fonck:

domingo, 9 de septiembre de 2018

LOS HIJOS DEL SOL


El escritor mestizo, Inca Garcilaso de la Vega, hijo del capitán español García Lasso de la Vega y de la ñusta, princesa inca, Isabel Chimpu Occlo, en su monumental obra "Comentarios Reales", llevado de un apasionado amor por sus ancestros incásicos, recoge una leyenda de los amautas sobre el origen del Imperio. Cuenta:

"Cuando mi madre vivía todavía en Cusco recibía diariamente las visitas de sus parientes, que habían sobrevivido a las matanzas de Atahualpa. Sus charlas versaban siempre sobre sus reyes, el origen de su estirpe, su gloria, la grandeza del reino y sus hazañas y conquistas.
 
...Un día le dije a mi tío: Inca, ya que entre vosotros no existe ninguna escritura que acredite vuestro pasado, ¿qué sabéis de los tiempos remotos de vuestra raza? ¿Quién fue el primero de vuestros Incas? ¿De dónde vino? ¿Cuáles fueron los comienzos del reino y de sus soberanos?".
 
Orgulloso, Garcilaso de la Vega narra así la leyenda:
 
"Debes saber que antiguamente todas estas tierras no eran otra cosa que montes y estepa. Los hombres vivían como animales, sin disciplina, sin leyes, sin fe y sin costumbres. Ignoraban lo que era el vestido, la vivienda y la agricultura; no sabían plantar algodón ni hilar la lana. Entonces nuestro padre, el dios del sol, tuvo compasión de ellos y les mandó desde el cielo un hijo y una hija para instruirles. Debían respetarle y adorarle como a su dios. Su misión era también imponerles leyes que les enseñaran a vivir con sensatez y virtud en viviendas y poblados, a labrar la tierra, sembrar y recoger las cosechas, criar animales y vivir así del fruto de su trabajo como seres humanos y no como animales.
 

sábado, 8 de septiembre de 2018

¿DONDE ESTABA LA ATLÁNTIDA?


Entre los primeros religiosos católicos en reaccionar positivamente ante la posibilidad de que la tradición del Timeo y Crisias fuesen ciertas, estuvo el sacerdote jesuita Atanasio Kirchner, quien, con una intuición admirable, concibió un mapa del océano Atlántico, entre España y América, en el cual, sitúa la gran isla Atlántida ocupando el espacio en que actualmente emergen como picachos de montañas sumergidas, las islas Azores. Este mapa data de 1665, y lleva como anotación que se ha basado, para dibujarlo, en la descripción hecha por Platón sobre las tradiciones recogidas en Egipto.
 
Muestra la isla como un triángulo con el vértice hacia el sur, y las grandes montañas como picachos de una cordillera. Una vez rehabilitado el nombre de Platón en círculos intelectuales y esotéricos cada vez más amplios, vino un período de gran efervescencia por determinar en qué lugar del mundo habría estado la Atlántida.

A pesar de que la única fuente de información seguía siendo Platón, de acuerdo al relato del sabio Solón de Atenas, y la corroboración hecha por el viajero Krantor, que fue recopilada en Bizancio, en el siglo quinto después de Cristo, por el filósofo Proclos, la mayoría trató de inmediato de demostrar que Platón estaba equivocado.


LA ATLÁNTIDA ¿COMO ERA?

 
La Atlántida yace en el corazón, cristalino y oscuro, del Océano Atlántico, unas 500 millas al oeste de Gibraltar. Pero el origen de la leyenda se encuentra en el más, genial de los filósofos griegos, el tan discutible y nunca aniquilado Aristocles Kodros, a quien, por su expresión jovial, su noble cabezota y la franqueza de su carácter, se conoció por el apodo de Platón. Desde que Platón escribió sus misteriosos Diálogos llamados "El Timeo" y el "Critias", cuya extensión no es más que de unas veinte páginas de un libro actual, la leyenda de la Atlántida ha fascinado a los espíritus más claros e inquietos. De hecho se han escrito varios cientos de miles de páginas sobre el tema. Y no es para menos.
 
Ya Platón señalaba que en la Atlántida moraba un pueblo extraordinariamente civilizado y rico, incontrarrestable en la guerra, que súbitamente inició una invasión militar a gran escala sobre la Europa Occidental, extendiéndose en sus conquistas hacia la misma Grecia. Allí, sin embargo, fue detenida la invasión al chocar contra el heroísmo y la bravura de los atenienses prehistóricos, una nación abundante en guerreros poderosos y valientes que constituían una casta por completo separada de los demás grupos sociales del Atica primitiva. Estos hechos sucedieron, dice el filósofo, unos nueve mil quinientos años antes de que él tomase su buril para escribirlos. Es decir, hasta once mil trescientos sesenta y cinco años.

viernes, 7 de septiembre de 2018

LA CIUDAD DE LOS CÉSARES


 
El Descubrimiento de América y las colosales riquezas de oro, plata y piedras preciosas encontradas en los imperios aztecas, chibchas e incas, predispuso a los españoles a creer en la existencia de nuevas y más maravillosas riquezas en el Nuevo Continente.
 
Sin conocer la geografía de las inmensidades de tierras vírgenes que los rodeaban y escuchando los relatos de los nativos, muchas veces confusos y otras muchas también interesados en alejarlos lo más posible de sus comarcas, los españoles con tesón y audacia se internaron por selvas, serranías y desiertos, cruzaron muchas veces una de las cordilleras más altas del planeta, siguiendo tras un mito o un espejismo.
 
Ni abismos ni torrentosos ríos, nada los detuvo. Ambición desmedida de riquezas, han dicho algunos. Tal vez, es posible. Pero también, siempre llevaron consigo la Cruz de Cristo y el mensaje de amor de su Evangelio para convertir a los nativos.
 
Fueron Descubridores, Adelantados, Conquistadores, pero también fueron colonizadores. Allí están como muestra las hermosas ciudades coloniales que hoy el mundo admira en su arquitectura y expresión del amor de esos hombres por las tierras que descubrían. Y allí está la raza que crearon, en esa "otra España" que se prolonga desde el Trópico de Cáncer hasta el mismo Polo Sur.