lunes, 11 de junio de 2018

RITOS EN LA PREHISTORIA


 
Ante todo, no es posible definir el concepto o idea que el hombre prehistórico tenía de Dios.
 
Los restos culturales que de su actividad se conservan permiten sólo colegir que tuvo impulsos religiosos, e inducir algunas de sus creencias mágicas, espirituales y ultraterrenas, de la comparación con las correspondientes a los pueblos primitivos actuales. Las tumbas, pinturas y documentos plásticos y monumentales son muy útiles en este sentido.
 
Del Paleolítico inferior, la edad prehistórica más remota, se conservan contados restos humanos fósiles, que se han descubierto en distintas partes del mundo, sobre todo en África.
 
El Paleolítico medio suministra numerosos elementos de conocimiento sobre la existencia de un tipo humano muy difundido: el hombre de Neanderthal. El estudio de los vestigios que ha dejado proporciona algunos detalles en lo que concierne a la religión. Enterraba a los muertos yacentes y disponía instrumentos de piedra junto a ellos. Los esqueletos tienen la cabeza apoyada en el antebrazo derecho o están en posición fetal, es decir, con las extremidades replegadas sobre el cuerpo, especialmente sobre el pecho, y sujetas con ataduras. Cerca de ellos, se han descubierto cráneos y fémures de animales, cuidadosamente acumulados, como si obedeciera a una intención ritual, lo mismo que el conjunto de los hallazgos.
 


En el período auriñaciense se entierra a menudo a los muertos, con adornos (de conchas, huesos y dientes), así como con utensilios de piedra, ocre para pintar el cuerpo, y armas. Tiene gran importancia el descubrimiento de figurillas, con la posible función de amuletos de fecundidad.
 
La apariencia de tales imágenes parece denotar una fase avanzada de la gravidez. Consisten en relieves y estatuillas de mujeres desnudas, labradas en marfil, piedra o hueso, las cuales ofrecen gran semejanza entre sí, puesto que descuidan la representación de los rasgos faciales y en varios casos prescinden de esbozar los brazos y pies.
 
Los senos son abultados y colgantes, el vientre muy exagerado y el ombligo distendido. La obra típica de este género se llama "Venus de Willendorr y se denominan en general "venus esteatopigias".
 
La cultura magdaleniense, también del Paleolítico medio, se debe a una rama superior del Horno sapiens, llamada raza de Cro-Magnon, muy semejante al tipo humano actual.
 
El sudoeste francés y la región cantábrica española ofrecen con las famosas pinturas de sus cuevas (Altamira, Dordoña) una notabilísima muestra del refinamiento cultural de este hombre. La localización de estas pinturas, ejecutadas en cuevas y galerías casi inaccesibles, así como sus temas y modos de realizarlos, prueban que existía una clase especial de magia simpática, que ha recibido el nombre de "dinamística", por la que se representaba a los animales que se quería cazar con el objeto de que el cazador alcanzase dominio sobre ellos.
 
En una evolución algo posterior, la del capsiense, aparecen en las pinturas el cazador y las piezas, lo que, sin duda, pretendía intensificar la operación dinamística. La refinada técnica de las obras del magdaleniense evidencia que había un estamento de artistas especializados. Algunos eruditos interpretan las pinturas y otros objetos como fruto de prácticas de culto más avanzadas; pero sus opiniones no pasan de hipótesis.
 
La imagen religiosa que ofrece, en conjunto, el Paleolítico superior tiene puntos de contacto con la de los pueblos totemistas que existen en la actualidad. Su cultura se relaciona, por lo tanto, con el modo de vida de las gentes que dependen de la caza y la recolección.
 
En algunos lugares, como Menghin, se tienen indicios de que había cuevas con el valor de santuarios: en ellas se celebraban los ritos de iniciación de los adolescentes.
 
Las representaciones de animales, aun en objetos corrientes, es bastante general (desde la península Ibérica hasta El Cabo) y parecen tener la categoría de emblemas.
 
Se llevaban a cabo sacrificios de índole propiciatoria, con el propósito evidente de obtener éxito en las actividades humanas fundamentales, o bien el de alcanzar la fecundidad. Un ejemplo típico de ello son las dos hembras de reno, asfixiadas por medio de una piedra, que se han encontrado en las inmediaciones de Hamburgo. Su sacrificio aspiraba a lograr la multiplicación de los rebaños de animales de su especie.
 
La inhumación de cadáveres se transforma durante el enorme cambio cultural del Paleolítico superior. Puede decirse que, en términos generales, la caracteriza el empleo de la pintura y el uso destacado y especial de la piedra en las tumbas. En efecto, éstas se pintaban de ocre rojizo o los cadáveres se recubrían del mismo color, tal vez como una sugerencia de la inmortalidad, que simbolizaba el matiz rojo, propio de la sangre, la cual es el elemento más aparente de la vida.
 
La piedra, como queda dicho, tenía una función típica en los sepulcros. Así, en Moravia, se han hallado veinte esqueletos debajo de cubiertas de piedra, rodeados de fragmentos de hueso y de otras piedras. Una losa tapa en ocasiones la cabeza y los pies del esqueleto, o bien se señala la situación de éste con una especie de estela o laja clavada verticalmente en la tierra.


 
Al Paleolítico superior siguió el Mesolítico, que tiene notable ejemplarización en el Próximo Oriente, gracias al descubrimiento en Palestina de la cultura natufiense. Los individuos que la desarrollaron ostentan grandes afinidades corpóreas con los egipcios predinásticos. Se trata, pues, de una raza histórica, probablemente de la misma de que proceden los camitas y semitas, tras la diferenciación étnica y lingüística que impondría el tiempo. Sabían cultivar cereales, pero eran, en principio, recolectores, y quizá aprendieron a domesticar algunos animales.

Sus obras materiales denotan un considerable progreso artístico, como lo prueban las estatuillas de hombres y animales que ejecutaron, y sus trabajos en hueso, entre los que merece citarse el cervato esculpido en el mango de una hoz; tallaban morteros y cuencos de piedra, y construían sencillos edificios de la misma materia. En cuanto a la inhumación de los muertos, colocaban el cadáver de lado, con las piernas dobladas y parece ser (según algunas muestras) que depositaban ornamentos en las tumbas.

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