lunes, 11 de junio de 2018

RELIGION DE LOS PUEBLOS PRIMITIVOS


Se entiende por "pueblos primitivos" los grupos humanos de costumbres y usos más antiguos que es posible conocer. Aquí se distingue, por lo tanto, "primitivo" de "prehistórico" en el sentido de que son lo primero aquellos pueblos que han conservado, a través de las edades, condiciones de vida y de habitat que apenas se diferencian de las que hubo en los períodos paleolítico y neolítico.
 
En Norteamérica, Oceanía, África, Indonesia, Australia y en otras partes de la Tierra existen actualmente conjuntos de hombres que, por haber sufrido escasos cambios en su modo de vida y sus concepciones religiosas, merecen tal calificativo. Sin embargo, como se topa con no pocas dificultades en sistematizar de modo lógico el material que tales grupos proporcionan, debido a la infinidad de matices que se da incluso dentro de una misma cultura, será necesario presentar unas nociones generales y básicas de este género o géneros de religión, antes de proporcionar un cuadro somero y concreto de las creencias de cada entidad étnica.
 
Los historiadores de la religión están de acuerdo, por lo regular, en que el número de sistemas religiosos es muy reducido, en que cada uno de ellos suele presentar dos tendencias y en que, salvo en el caso de las religiones reveladas o debidas a un fundador, son el resultado de un movimiento sincrético. La escasez de ideas religiosas es algo comprobable y lo único que varía es la forma de su expresión o la singularidad del culto y ceremonias a que dan pie.
 

Sus tendencias o corrientes son la uránica (de los cuerpos astrales, religión solar, etc.) y la ctónica (de la Tierra y cuanto a ella se refiere), y ambas son las bases más importantes de la evolución religiosa, impelida por la dinámica del sincretismo. Cuál es el arranque de estas religiones fundamentales es algo que, al parecer, sólo puede solventar la etnología.
 
El método más adecuado consiste en el estudio de las culturas, lo cual lleva a la búsqueda de los principios religiosos fundamentales de los primitivos, que son el origen de la larga evolución posterior. La cultura podría definirse como el fruto de un esfuerzo de adaptación ante los problemas que plantea la existencia y la solución que de los mismos se ha obtenido; es, por consiguiente, la lucha espiritual (más espiritual y mental que física), condicionada por las circunstancias de espacio y tiempo, para enfrentarse a las cuestiones de modo conforme a las tendencias y experiencias humanas.
 
Desde el punto de vista etnológico-cultural existen dos grupos de hombres primitivos:
 
Uno que vive de la captura y la recolección indiferenciadas de animales y vegetales, por medio de útiles y armas muy rudimentarios, y sin sistema de conservación ni producción. La sociedad que forma es, desde luego, muy elemental y se basa en la familia de raíz monógama. Algunos pueblos, pertenecientes a él, conocieron una cultura más complicada, según muestra su tradición mitológica.
 
El segundo grupo disfruta de una civilización especializada, pues vive de la captura de animales, del pastoreo o de la agricultura. Posiblemente deriva del de la economía indiferenciada. Los cazadores, pastores y labradores no parece que hayan procedido unos de los otros, sino que eligieron desde la primera fase una forma determinada de vida. En este último grupo, pudiera establecerse una gradación entre las culturas que lo componen. La de los cazadores representaría su expresión más baja y la de los agricultores la más alta.
 
En efecto, los cazadores dependen en gran medida de los recursos naturales espontáneos y su relación con la naturaleza es apenas superior a la de los pueblos colectores del primer grupo, con la salvedad de que la caza, para mantener a la comunidad, exige instrumentos aptos, iniciativa general y particular, y la aceptación de una disciplina.


Los pigmeos son quizá el tipo más representativo de esta cultura. Los pastores viven de la explotación de animales que distan de ser verdaderamente domésticos. El rebaño está en constante movimiento, depende de la naturaleza y su aprovechamiento tiene cierto parentesco con la caza. La cultura pastoril es homogénea en casi todo el mundo y su prototipo es el nómada, tanto asiático como africano. Los agricultores pertenecen a la cultura más especializada. La principal consecuencia de ésta es la sedentarización, que produce un cambio importante en la economía y en la sociedad. Una y otra descansan en la mujer, que se encarga de la recolección de las plantas, y así nace el matriarcado y produce un gran trastorno de los valores admitidos.

Esta clasificación permite, hasta cierto punto, comprender las diferentes expresiones religiosas de los pueblos que tienen cabida en ella. No obstante, la especialización no está por doquier tan claramente definida como en nuestra presentación. Hay interferencias y yuxtaposiciones entre las diferentes culturas, que ejercen o han ejercido notable influencia en la mentalidad de los primitivos; también existe la negativa a aceptar una cultura ajena a la propia, posición que expresa la voluntad de elección de un modo de vida dado.
Los distintos tipos de civilización, sean cuales fueren los pueblos y edades, tienen cierto número de elementos religiosos comunes, que se resumen a continuación, aplicados a los pueblos primitivos.

Son: mito, ritual, culto a los muertos, inmortalidad, providencia, espíritus, antepasados, magia, dioses, oración, sacrificio, lo sagrado y teísmo.

Los pueblos primitivos creen que la palabra repetida, con el cumplimiento de determinadas condiciones, tiene la capacidad de alterar el orden de cosas: posee una facultad mágica. Nace así la narración de hechos importantes para el hombre, o mito, tales como la creación del mundo, la pérdida de la inmortalidad y la salvación humana, etc.

El primitivo es un ser práctico que procura resolver las cuestiones difíciles con aquellos aspectos del pasado que se relacionan con los asuntos presentes, situación que se troca en mito cuando le es posible creer que la palabra es un oráculo cuya repetición da libertad a la fuerza creadora que encierra.

Hay varias clases de mitos. Los más importantes son: el mito de los orígenes, el mito cosmológico y el mito del ciclo de las estaciones.

El mito de los orígenes, se refiere a un período de la humanidad en que los antepasados (semidioses u hombres) concedieron leyes e instituciones al grupo étnico, como Rómulo en Roma; o considera las relaciones históricas y yuxtaposiciones de pueblos y cultos como el resultado de la alianza de dioses, por ejemplo, la de Apolo y Dionisos en Delos; o interpreta como aventuras de los personajes divinos las migraciones que narra el mito, verbigracia: Apolo raptó a la ninfa tesalia Cirene y la llevó a Libia, por lo cual se atribuye la colonización de Cirene a los minii de Tesalia.

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