jueves, 1 de septiembre de 2016

URANO Y CIBELES, TITÁN, SATURNO Y REA

 
Urano era el más antiguo de los Dioses. Cibeles, es decir, la Tierra, será su compañera.
 
Como en los cuentos de hadas, tendrán muchos hijos. Fijémonos en los dos principales: Titán y Saturno.
 
Titán era el mayor y como tal, llamado, en el porvenir, a reinar en el mundo. Pero Cibeles no lo entendía así. Como la mayor parte de las madres, sentía una debilidad especial para el pequeño Saturno.
 
Cibeles pudo convencer a Titán de que abandonase sus derechos de primogenitura, a condición de que su joven hermano suprimiera, a medida que fueran naciendo, todos los hijos varones que tuviese de su unión con Rea.



Saturno aceptó el pacto, hizo juramento y prometió tragarse, todos los recién nacidos varones que tuviese su mujer. De esta forma el imperio del mundo correspondería fatalmente a los hijos de Titán.
 
Poco escrupuloso en su amor paterno, Saturno no había contado con el amor de una madre y Rea era una verdadera madre. Cada vez que daba a luz un hijo, tenía cuidado de subsituirlo por una piedra perfectamente disimulada con ropas y mantillas, ofreciéndola a su esposo, quien, fiel a su juramento, se lo tragaba todo sin preocuparse.
 
Pero no, no llegaréis a creer esta atrocidad. Sólo debe verse en este ejemplo una simple alegoría. Saturno es el tiempo que lo devora todo en su marcha implacable y continua. El tiempo precursor de la Eternidad. Los artistas lo representan en la figura de un viejo vigoroso, de luenga barba, cabeza calva, llevando en la espalda dos grandes alas que le llegan a los pies. Su tipo es gigantesco y va armado de una hoz que lleva en la mano derecha, mientras que con la izquierda sostiene un reloj de arena. Las alas facilitan su marcha continua; la hoz destruye cuanto encuentra a su paso y el reloj de arena va desgranando las horas que nacen y mueren, con una regularidad inexorable.
 


 

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