martes, 24 de julio de 2018

CARACTERÍSTICAS DEL SIGNO DE ESCORPIO


No existe la menor duda acerca del origen caldeo de este signo, pues el hombre-escorpión es uno de los protagonistas de la epopeya de Gilgamesh, en la que este héroe es atacado por el hombre-escorpión, guardián del Sol. Para los griegos, este Escorpión no era otro que el que la diosa Artemisa (Diana) que mandó matar al galante cazador Orión.
 
Como nos enseña Manilio, «el escorpión belicoso se asocia a Marte», por lo que vamos a hacer un rápido repaso de la historia del dios de la Guerra para ver qué influencia pudo ejercer tal historia en el simbolismo del signo.

Homero nos relata el furibundo discurso pronunciado por Juno (Hera) ante la asamblea de los dioses:
 
«Escuchadme todos, dioses y diosas, y sabed que Zeus, el primero, trató de deshonrarme después de hacer de mí su esposa. Él trajo al mundo a Atenea sin mí, Atenea, que se distingue entre todos los inmortales, mientras que el hijo que yo tuve de él, Hefaistos (Vulcano), es de todos el más enclenque. Yo mismo lo arrojé al mar; pero Tetis, la hija de Nerea, lo recogió y cuidó ayudada por sus hermanas. ¡Bien hubiera podido hacerme otro favor! ¡Oh, rey terrible y artero! ¿Cómo te atreviste a alumbrar a Atenea? ¿No hubiera podido hacerlo yo por ti? Yo era tu esposa, me parece. Pues bien, ahora voy a ser yo quien haga algo extraordinario. ¡Voy a tener un hijo que se distinga entre todos los dioses! Y lo haré sin deshonrar tu lecho ni el mío y sin acercarme a ti. Me mantendré lejos de ti y me quedaré entre los otros dioses.»
 


¿Fue Marte (Ares) el hijo que nació de esta decisión? En esto los relatos mitológicos no concuerdan; para unos autores (Homero entre otros), el hijo fue un dragón monstruoso; Ovidio y Hesíodo, por el contrario, opinan que se trata, efectivamente, del dios de la Guerra. Vamos a admitir esta última versión.
 
Así, pues, Juno que quería quedar embarazada sin tener contacto con su esposo ni con varón alguno, fue a pedir consejo a Flora, la diosa de las flores. Ésta le dio una flor milagrosa, cuyo solo contacto fecundaba a la hembra más estéril. Juno la tomó e inmediatamente concibió. Satisfecha se retiró a Tracia, donde permaneció durante todo el embarazo.
 
Después de su nacimiento, Marte fue educado por el dios fálico Príapo, quien le instruyó en la gimnasia, la danza y las artes guerreras. Después, Marte subió al Olimpo, donde se convirtió en el dios indiscutible de la guerra.
 
Como sus hermanos y hermanas, tuvo muchas relaciones amorosas y muchos hijos. Su carácter era violento, arrebatado, belicoso, más propenso a la acción brutal que a la reflexión. Su personalidad era muy similar a la de Palas Atenea, por más que a ésta se la considerara diosa de la sabiduría. Se comprende perfectamente que el signo de Aries esté bajo el dominio de Marte y la protección de Palas.

Entre las barbaridades de Marte de las que guardan memoria las leyendas mitológicas, citaremos aquélla por la que dio muerte a un hijo de Neptuno, culpable de haber violado a una de sus propias hijas. El dios del mar, furioso, acusó a Marte ante la asamblea de los dioses, pero éste fue absuelto. La asamblea se llamó entonces Areópago (del griego Ares) o campo de Marte.
 
Uno de sus hijos murió en la guerra de Troya. Marte, aunque había dado palabra de no tomar partido por uno ni por otro lado, decidió vengarlo por sí mismo. Júpiter tuvo que enviar a Palas Atenea a fin de restablecer el equilibrio y permitió a un mortal, Diómedes, que hiriese al dios de la guerra en un costado. Éste tuvo que regresar al Olimpo, furioso y en mal estado.


 
He hablado ya de sus amores con Venus, que terminaron entre las mallas de la red invisible de Vulcano. En realidad, Marte, que temía una sorpresa de este tipo, había apostado a uno de sus jóvenes favoritos para que montara guardia, pero éste se durmió y, para castigarlo, el dios lo transformó en gallo. Ésta es la causa por la cual desde entonces este animal se pone a cantar en cuanto el Sol empieza a asomar por el horizonte, pues, como se recordará, fue Faetón quien denunció a los adúlteros a Vulcano.

Veamos ahora el simbolismo astrológico que se asocia al signo de Escorpión. Manilio escribe:
 
«El Escorpión, terrible a causa del peligroso aguijón de su cola (...) hace al hombre ardoroso para la guerra y le infunde valor marcial; pero este hombre se complace en hacer correr la sangre y es más amante de la carnicería que del botín. No depone las armas ni siquiera en tiempo de paz: recorre entonces los bosques, que él convierte en su campo de batalla (...). Los hay también que se complacen en hacer simulacros de batallas y es tan intenso su ardor guerrero que se entregan a juegos que imitan los combates.»
 
En nuestra época moderna, probablemente llamaríamos a estas personas deportistas.

El signo de Escorpión es signo de Agua, femenino y fijo y en el cuerpo humano rige los órganos genitales externos. Las personas de este signo se distinguen por su agresividad, su virilidad y su energía, pero también por su espíritu atormentado. Son inteligentes, orgullosas, polemistas y sarcásticas. Profesan amor a la lucha, pueden ser muy violentas y poseen temperamento colérico. 
La sexualidad ocupa una parte importante en su vida. Las cosas ocultas y misteriosas las atraen. Por otra parte, en el nacido bajo el signo de Escorpión existe cierta tendencia a la autodestrucción y le es difícil encontrar la paz interior y sentirse satisfecho de sí.
 
Aparte de este último rasgo que no se manifiesta claramente en la historia de Marte y acaso también de la afición por lo oculto, todos los demás aspectos del simbolismo astrológico atribuidos al signo de Escorpión concuerdan con lo que hemos podido ver del carácter del dios de la guerra.
 
Marte ostenta el dominio de este signo conjuntamente con el de Aries. Algunos astrólogos modernos han pretendido desposeerle en beneficio de Plutón, pero otros muchos no están de acuerdo con tal tentativa. En mi opinión, los simbolismos de Aries y de Escorpión provienen en gran parte de los dioses belicosos, Marte y Palas Atenea, aunque sin duda sería más lógico atribuir el Escorpión, que es signo femenino, a la diosa, y Aries, que es el primero de los signos masculinos, al dios.

 

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