En Caldea, la idea de inundación se asociaba al solsticio de invierno. Tal vez sea éste el origen de Acuario, pero no es posible afirmarlo rotundamente.
Para los griegos no podía tratarse más que de Ganimedes, el copero que daba de beber a los dioses con su aguamanil.
La esposa de Júpiter, la virtuosa Juno, tenía encomendada la protección del signo. Sabemos que Juno (o Hera) era hermana de Júpiter. Al parecer, su madre los salvó a ella y a su hermano de la voracidad de Saturno, su padre, confiándolos a la custodia de Tetis. Los dos hermanos se hicieron amantes, en un principio, a espaldas de todos, pero después la cosa acabó por saberse y los demás dioses les hicieron regalos de boda. Eratóstenes cuenta que la Tierra donó manzanas de oro del jardín de las Hespérides. Regaló incluso el árbol maravilloso que las producía, y Juno, encantada, lo mandó plantar en el jardín de los dioses y puso una serpiente para que vigilara las manzanas, pues las Hespérides querían recobrarlas. Numerosos autores han querido ver en este relato mitológico el origen de la leyenda del Paraíso Terrenal.
Después, cuando Júpiter reinó en el Olimpo, Juno se convirtió en reina de los dioses. Pero, como hemos visto, las frecuentes infidelidades de su esposo le producían tremendas rabietas, pues era muy celosa. Hemos visto también que, por lo menos en dos ocasiones, concibió sin ayuda de su esposo para castigarle por haber tenido hijos naturales con otras mujeres.
Después, cuando Júpiter reinó en el Olimpo, Juno se convirtió en reina de los dioses. Pero, como hemos visto, las frecuentes infidelidades de su esposo le producían tremendas rabietas, pues era muy celosa. Hemos visto también que, por lo menos en dos ocasiones, concibió sin ayuda de su esposo para castigarle por haber tenido hijos naturales con otras mujeres.
Una vez llegó a tomar la decisión de divorciarse y se retiró a la cima de una montaña. Júpiter que, a pesar de todo, la quería, hizo anunciar entonces su compromiso con una hermosa mortal y organizó un cortejo que desfiló por el pie de la montaña. Loca de celos, Juno bajó por la pendiente y se precipitó sobre la que ella creía su rival, descubriendo que no era más que una muñeca. Apaciguada consintió en regresar al Olimpo con su marido.
Sin embargo, fue uno de sus propios hijos, Vulcano, el que le deparó los peores disgustos. Como se recordará, al verlo tan feo y enclenque lo dejó caer desde lo alto del Olimpo, de resultas de lo cual Vulcano quedó lisiado para siempre. Éste guardó a su madre un rencor secreto y tenaz. Cuando recibió el encargo de fabricar los tronos de todos los dioses del Olimpo, decidió vengarse. El trono que ofreció a su madre era espléndido, pero en cuanto Juno se sentó quedó presa en él. Entonces el trono se elevó y permaneció flotando en los aires, sin que los otros dioses consiguieran hacerlo bajar ni liberar a la prisionera. Todos comprendieron que se trataba de una estratagema de Vulcano y lo mandaron llamar, aunque él no acudió. Marte recurrió a la violencia, pero fue derrotado por el fuego del dueño de la divina forja. Fue necesaria la astucia de Dionisos, el dios de la vid, para vencer al herrero.
Dionisos lo embriagó y le llevó consigo, cargado a lomos de un mulo. Vulcano no se avino a liberar a su madre más que si se le prometía en matrimonio, bien a Palas Atenea, petición que le fue denegada, concediéndole a Venus, lo cual tuvo para él las enojosas consecuencias que todos sabemos.
Para terminar, puntualicemos que Juno era buena y compasiva y durante mucho tiempo fue invocada por los débiles y los oprimidos. Era la protectora de las mujeres, en especial de las esposas y las madres, con la condición de que no se tratara de adúlteras.
En el aspecto astrológico, el signo de Acuario es de Aire, masculino y fijo y rige en el cuerpo humano las piernas y los tobillos. Su dueño era Saturno, pero los astrólogos modernos lo sustituyeron por Urano.
En el aspecto astrológico, el signo de Acuario es de Aire, masculino y fijo y rige en el cuerpo humano las piernas y los tobillos. Su dueño era Saturno, pero los astrólogos modernos lo sustituyeron por Urano.
En el plano psicológico, el nacido bajo el signo de Acuario muestra tendencia a la originalidad, la independencia y la afición por la novedad.
Con frecuencia, se trata de un excéntrico, un marginado, incluso un inadaptado. Es también un individuo prometeico, con un espíritu abierto a los grandes descubrimientos y proyectos. Por consiguiente, es imaginativo, de gran intuición, incluso genial o también eminente.
Puede ser tanto un artista como un científico, pero siempre un intelectual. Suele ser utopista impreciso en sus convicciones.
Por lo que se refiere a su conducta habitual, es fantástico, bohemio e incapaz de seguir la vía común. Esto determina que en su vida se produzcan bruscos cambios de situación, lo cual debe atribuirse al dominio de Urano, planeta que simboliza las grandes sacudidas del destino.
El carácter dulce y afable de los nacidos en Acuario es producto de la influencia de Juno. Por eso, los numerosos altibajos del destino de la diosa se observan también en el de ellos. En lo que respecta al aspecto prometeico, muy importante en este signo, aquí puede ver también una asociación con Juno, pues Prometeo era hijo de ésta, habido de sus adúlteras relaciones con un titán.
De todos modos, buena parte de los rasgos que se atribuyen a este signo provienen evidentemente de otra causa que poco tiene que ver con Saturno, dueño de Acuario, lo que explica que los astrólogos modernos prefieran atribuir este signo a Urano. Hay aquí un enigma que tal vez los mitólogos aclaren algún día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario