Los aztecas, en su tardío imperio, tomaron de las antiguas culturas mayas y toltecas, la leyenda de la Serpiente Emplumada, el viejo Ku Kulkán de los mayas y lo designaron como Quetzalcóatl.
La Serpiente Emplumada, junto con el Dios de la Lluvia, son los principales símbolos religiosos para este pueblo tan dependiente de la agricultura. Uno es el símbolo del agua vivificadora, y la Serpiente Emplumada lo es de la fertilidad agrícola.
Las investigaciones del etnólogo francés Jacques Soustelle, nos llevan al origen de la leyenda de la "Serpiente Emplumada", sacerdote, rey y Dios, personificación de la serpiente revestida de las plumas verdes y doradas del quetzal, la hermosa ave de las tierras del trópico septentrional.
Cuenta esta leyenda, en la versión recogida por Soustelle, que la "Serpiente Emplumada", como sacerdote, durante su aparición en la tierra, alcanzó su perfección y quedó como modelo para la posteridad. La tradición describe los oratorios, orientados a los cuatro puntos cardinales, entre los que dividía su vida de oración y recogimiento.
Como rey, fue soberano de los toltecas. Aquí, la tradición entra en una bella descripción de este soberano:
Como rey, fue soberano de los toltecas. Aquí, la tradición entra en una bella descripción de este soberano:
"...Sus vasallos eran muy diestros. Cincelaban el jade y fundían el oro. Todas las artes y toda la sabiduría provenían de Quetzalcóatl (Ku Kulkán)... Había construido su casa de oro, su casa de coral, su casa de conchas, su palacio de turquesas y de plumas preciosas... Las mazorcas de maíz eran tan grandes que se llevaban abrazadas. El algodón crecía ya teñido rojo brillante, amarillo, rosado, violeta, verde, azul... y había en su ciudad de Tula pájaros de todas las especies, de plumaje precioso y que cantaban melodiosamente... y los toltecas nunca carecían de nada...".
Todas las tradiciones señalan a la "Serpiente Emplumada" como el inventor de la cuenta del tiempo —la cronología—, los calendarios, el conocimiento astronómico y el arte que floreció entre mayas y toltecas, en Tula, en Palenque, en Teotihuacán...
También, todos están de acuerdo en señalar que la "Serpiente Emplumada" jamás aceptó los sacrificios humanos.
Este mundo tan paradisíacamente descrito, tocó a su fin con la llegada de los sacerdotes brujos encabezados por el dios del cielo nocturno, de la Osa Mayor, de las tinieblas. Su magia negra derrotó a la Serpiente Emplumada que se negaba a asesinar hombres como símbolo de ofrenda a los dioses. Al comprender que su período llegaba a su fin, la "Serpiente Emplumada" abandonó llorando a su pueblo. Los pájaros canoros y las plantas multicolores abandonaron la ciudad acompañando al rey que partía al exilio.
En su peregrinaje, descendió las montañas hacia el sudeste en busca del mar. Al llegar a la playa, encontró una balsa tejida de serpientes, y tan pronto hubo subido a ella, la balsa se alejó de las costas para desaparecer en dirección al Este... Así fue como la "Serpiente Emplumada", el Ku Kulkán de los mayas, el Quetzalcóatl de los aztecas, se convirtió en dios, y cada una de sus cualidades, en dioses menores. Esta fue la leyenda que recogieron los españoles al llegar a México.
Extrañas analogías éstas de las culturas precolombinas. Quetzalcóatl , la "Serpiente Emplumada", parte en una barca y se interna en el mar. Viracocha, el señor de los Incas, también se interna en el mar. Y en ambas culturas, queda la tradición de que algún día su dios volverá.
Por tal motivo, no es de extrañar que cuando el signo "ceácatl", que representa el regreso de la "Serpiente Emplumada", coincide con el año cristiano de 1519 y los españoles ponen pie en tierra, sean recibidos como los embajadores de la "Serpiente Emplumada", también son blancos como él, barbudos como él y llevan la cruz, símbolo que él usaba en sus vestiduras para representar los cuatro puntos cardinales...
En el sur del subcontinente, a los Incas del pueblo quechua, habría de pasarles algo similar al esperar el regreso de Viracocha. Así pues, mientras en Europa, el año 410 Alarico saquea Roma y en el 711, en la Batalla de Guadalete, se consolida la invasión de los árabes a España, en ese mismo lapso, al otro lado del océano, se construyen los templos de Teotihuacán en el 510, se levanta la maravillosa ciudad de Palenque en el 642, se construyen los templos a la "Serpiente Emplumada" y en el 765, en Copán, se celebra un "Congreso de Astronomía" para ajustar el calendario maya.
Incomprensible ironía histórica. Mientras los bárbaros saquean en Europa los restos del Imperio Romano, los "bárbaros indios" de la América precolombina construyen ciudades, palacios y templos y observatorios astronómicos. Se escribe la historia en "códices", en estelas, en monumentos y se cincela en la piedra calendarios terrestres, solares y venusianos...
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