sábado, 10 de noviembre de 2018

¿ES CIENTÍFICA LA ASTROLOGÍA?


De todos los sistemas de adivinación quizás el más polémico, el que suscite más opiniones a favor o en contra, sea la Astrología.
 
Generalmente los consultantes de otros sistemas adivinatorios no se plantean las mismas interrogantes que los lectores de horóscopos: la adivinación por medio de barajas o por las líneas de la mano, por citar sólo dos ejemplos, son aceptados de entrada o rechazados de plano: no creo que a nadie se le ocurra discutir con una quiromántica ocasional sobre la verdad científica de la lectura de las líneas de la palma de una mano. Casi siempre ocurre que los consultantes de otros sistemas acuden a ellos por curiosidad, por necesidad o por una natural inclinación hacia el ocultismo.
 
Pero en la Astrología hay un poco de todo eso y algo más. Es difícil dar con una persona que nunca haya leído un horóscopo, aunque sea de esos que proliferan en la prensa, y mucho más difícil es que alguien desconozca a qué signo del Zodíaco pertenece. Y es porque, más que buscando una predicción, se busca en la Astrología el verse reflejado en las características que se describen en los signos, o bien para conocer al amigo o a la persona amada o, por ir un poco más lejos, saber las afinidades y los días favorables.



En todo caso, mientras las cosas se desenvuelvan en este plano, todo va bien, lo malo es cuando se le pregunta a alguien si cree o no en la Astrología. Y esta pregunta tiene lugar desde el momento en que esta materia es cuestionable como ciencia puesto que si se diese por sentada su comprobación científica no tendría por qué ser discutida como cuestión de fe. Sin embargo éste es el nudo de la cuestión, aquél que incomodará tanto a sus partidarios, incluso astrólogos profesionales, como a sus detractores, pues éstos últimos dirán que la única ciencia de los planetas es la Astronomía.

Pero hubo un tiempo en el que estas interrogantes no se planteaban porque entonces la Astrología, la ciencia de los astros, era el instrumento de conocimiento de los fenómenos naturales.
 
Cuando los "magos caldeos" escudriñaban el cielo quizás no sospechaban que abrían la puerta a la ciencia adivinatoria de más vasto campo especulativo, accesible a todo tipo de pretensiones: desde el alquimista que observaba el cielo antes de mezclar sus substancias, o hasta el político que se hace confeccionar un horóscopo por un astrólogo profesional para indagar el resultado de las elecciones.

De lo que sí no hay duda es que fue la ciencia primigenia que devino en la científica Astronomía, así como la Alquimia en la Química. Pero cuánto camino azaroso no tuvo que recorrer, porque si tuvo sus dichas y sus desdichas, lo mismo podemos decir de los astrólogos que, según la época, podían vanagloriarse de su ciencia o tenían que ocultarse.
 
Ciertamente, si hay algo negativo para la opinión que se pueda tener acerca de la Astrología es, en muchos casos, el propio astrólogo. Predicciones apresuradas, a destiempo, horóscopos con un fallo interpretativo... y suele suceder que las personas recordemos más los fallos que los aciertos. Y es que en este sistema adivinatorio juega un papel muy importante la imaginación, la facultad asociativa, la intuición, tanto como la observación y el cálculo matemático.


¡Pero qué tremendo ejemplo de tenacidad por sobrevivir a través de 5000 años! Desde los caldeos al siglo XX ha pasado por los pueblos de culturas más dispares y por las épocas más difíciles; se fue enriqueciendo por medio de las herencias más disímiles: griegos, romanos, fenicios, judíos, árabes... resistió la Edad Media, tuvo su esplendor y su caída, fue consultada y perseguida, respetada y utilizada por los reyes y fue reprimida; cualquier médico se preciaba de bueno si dominaba el conocimiento de los astros.
 
Pero —y es lo que más preocupa a los hombres del siglo XX— ¿es científica la Astrología? Si se acepta que la Luna influye sobre las mareas —por citar sólo un ejemplo— ¿porqué no puede influir sobre la fisiología y el temperamento humano?

Veamos lo que pensaba Leonard Euler en 1760:

"La fuerza atractiva de los cuerpo celestes se extiende no sólo a la masa de la Tierra, sino también a todas las partes de que está compuesta, de suerte que todos los cuerpos que hay sobre su superficie, no sólo están atraídos hacia la Tierra misma, de lo que resulta la gravedad y peso de cada uno en particular, sino también hacia el Sol y demás cuerpos celestes, mas o menos según el tamaño y distancia de ellos. Es evidente que la fuerza con que la Tierra atrae un cuerpo, por ejemplo, una piedra, debe ser mayor sin comparación que la fuerza con que el Sol, los demás planetas y la Luna, lo atraen, por causa de su gran distancia". '

Es curioso comprobar cómo el hombre indaga las causas mirando a lo alto, y quizás la fuerza de la Astrología consista precisamente en brindar la posibilidad de escudriñar la esencia misma del comportamiento humano, porque más allá de un sistema adivinatorio es un sistema de interpretación de la personalidad. Y aquí está instalada en nuestra época, en plena era de la conquista espacial, en la que el hombre sigue buscando una respuesta en los astros, aunque con otros medio.


 

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