lunes, 19 de noviembre de 2018

EL MUNDO MÁGICO DE FUERZAS SOBRENATURALES DE LOS TEUTONES Y LAS RUNAS


Además de los dioses y monstruos de la mitología mayor, los teutones creían en una serie de seres sobrenaturales menores.
 
Algunos suponían que los fantasmas permanecían en los lugares de enterramiento y por esta razón los muertos honrados eran enterrados bajo el umbral de las casas para que hicieran de espíritus guardianes. Existía la creencia de que los fantasmas que tenían culpas no podían descansar hasta que no enmendaran sus ofensas. Se creía que las almas de los vivos tenían una existencia semiindependiente y que abandonaban los cuerpos que las guardaban durante el sueño.
 
Estas almas-seres se llamaban filgjur, que significa seguidores. Eran materiales y podían tomar la forma de hombres y animales, podían viajar e incluso hablar. Eran claramente una primitiva expresión del concepto de viaje astral, diferente de la concepción moderna en cuanto a su conciencia independiente.
 


Los lilgjur estaban unidos a los cuerpos que los albergaban mediante lazos místicos. Si una de las partes moría, también moría la otra.
 
Las Nornas eran las señoras del destino. Originariamente sólo había una Norna, pero bajo la influencia de la Roma clásica, se instituyeron tres. Controlan la prosperidad y la miseria de todas las vidas y disponen el lugar y tiempo de la muerte. Cuando nace un niño vienen a la cuna ya sea para bendecir o maldecir al retoño. Incluso los dioses están bajo su dominio.
 
Las valquirias son diosas guerras que presiden el campo de batalla, conceden la victoria al lado que favorecen, deciden qué héroe debe ser llevado a Valhalla e incluso participan en la batalla. Su nombre significa más o menos "la que elige los guerreros destinados a morir en la batalla". Llevan cascos, empuñan lanzas coronadas con fuego y van montadas sobre corceles alados. A veces se convierten en las esposas o amantes de mortales.
 
Los elfos son espíritus de la naturaleza con la forma de seres humanos, pero formados en un modo más delicado. Se organizan en reinos y su deleite son las fiestas nocturnas. El sol daña sus ojos y temen a los hombres.
 
Las ondinas, o espíritus del agua, moran en fuentes y ríos. La mayoría son seres femeninos, pero existe alguno masculino. Les encanta sentarse al sol junto a los bancos de manantiales y ríos. Cuando ven un hombre se les antoja tirarse al agua y ahogarlo. Los que escuchan su inolvidable melodía pierden la razón. Los bosques están habitados por los espíritus de la foresta cubiertos de musgo y con caras nudosas como la corteza de los árboles. A veces ayudan a los hombres. Conocen los secretos de las hierbas y saben cómo curar enfermedades, pero también se les ha acusado de transformarse en insectos para extender enfermedades.


 
En las casas habitan los lares familiares del hogar llamados kobolds. Son hombres viejos con gorros puntiagudos. Normalmente viven en la bodega o en el granero y colaboran en pequeñas tareas como cortar leña y traer agua. Una pequeña ración de leche se les deja fuera como pago para prevenir su vengativo rencor.
 
Es en este mundo mágico de las fuerzas sobrenaturales mayores y menores donde funcionan las Runas. Para usar las Runas correctamente se debe apreciar el entorno en que se desarrollaron, así como las necesidades y el deseo de los pueblos que las crearon.
 
Las nociones mitológicas precedentes son tan sólo un pequeño bosquejo. Los estudiosos que se tomen en serio la magia Rúnica tendrán el deseo de familiarizarse en modo más completo con los dioses teutones y sus historias.

 
 

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