lunes, 26 de noviembre de 2018

EL RAGNA ROK, LA DESTRUCCIÓN DEL UNIVERSO PARA LOS NÓRDICOS


Otro dios mayor del que se sabe poco es Balder. Como HeimdalI, es dios de la luz. Se dice que es el hijo de Odín y Frija.
 
Es semejante al dios griego Apolo. Debido a su belleza está envuelto en una aureola de dorado resplandor. Ningún otro dios le iguala en sabiduría. Todo el que le mira o le oye hablar se enamora de él ipso facto. Solamente Loki es inmune a la bondad de Balder. El estafador odia su esplendor y trama ardides en su contra.
 
Una vez Balder tuvo pesadillas a través de las cuales le llegaron presentimientos acerca de su hado. Se lo contó a los otros dioses y Frija, loca de amor por él, se dirigió a todas las cosas del Cielo y de la Tierra y les hizo hacer un juramento según el cual nunca herirían a Balder. Desde ese momento parece ser que quedó invulnerable. Los otros dioses jugaban a arrojarle sus armas. Ningún proyectil ni ningún golpe le causaba la más mínima lesión. El astuto Loki interrogó a Frija y descubrió que de todas las cosas en el mundo solamente una había escapado al juramento: una ramita de muérdago que crecía al oeste de Valhalla.



Loki se hizo en seguida con la ramita y logró engañosamente que un guerrero llamado Hod se la arrojase a Balder. El muérdago le agujereó el corazón. El tan amado dios cayó muerto. Consternados, pero sin rendirse, los dioses enviaron al hijo de Odín, Hermos, al Averno para que rogase a Hel que le concediese la vida de Balder. Después de muchas dificultades atravesó las puertas de las sombras y depuso su petición ante Hel.
 
Hel era espantosa, pero no una diosa maligna. Consintió liberar a Balder a condición de que todas las criaturas plañiesen por él. Como todas amaban a Balder parecía algo seguro. Pero Loki, decidido a sellar su venganza, se transformó en una gigantesa llamada Thokk y rechazó derramar lágrimas por el resplandeciente dios. De esta forma Balder quedó condenado a permanecer en el Hades.
 
Los otros dioses aprendieron la lección del engaño de Loki y lo encadenaron. Loki consiguió liberarse y se unió a los gigantes de escarcha. Los malos presagios se multiplicaron. El Sol fue devorado por un cachorro del lobo Fenrir y el mundo se sumió en la oscuridad y el invierno. Estallaron las guerras. Hermanos luchaban contra hermanos y padres contra hijos.
 
Loki robó la espada de Heimdall y por encantamiento nubló la visión del observador de ojos agudos hasta que el ejército de los gigantes estuvo frente a las puertas de Asgard. Fenrir rompió la cadena forjada por los amantes y se unió a los gigantes.
 
Así comienza la gran batalla de Ragna rok, la que ha sido incorrectamente llamada El Crepúsculo de los Dioses.
 
Ragna rok en islandés quiere decir Destino Fatal. En el siglo XII los escritores nórdicos cambiaron las palabras por Ragna rok, que se traduce de forma pintoresca como el Crespúsculo de los Dioses.
 
Ragna rok es una visión profética de la destrucción del universo, semejante en muchos detalles al Apocalipsis del Nuevo Testamento. Muchas cuentas viejas se ajustaron en la batalla final. Thor asesinó a la serpiente Midgar pero respiró tanto veneno del monstruo que murió. Heimdall asesina a Loki y muere en la batalla. Tiw asesina a Gorm, el perro guardián de los infiernos, pero también él muere en la lucha. Odín es muerto casi en el primer momento de la batalla, atrapado en las fauces de Fenrir. Su hijo Vidar venga a su padre matando al lobo gigante. La batalla está perdida.


Las estrellas van a la deriva y caen entre las olas del mar. Surt, el gigante del fuego, envuelve en un infierno al mundo. Todas las criaturas del mundo quedan abrasadas y destruidas. El océano y los ríos se desbordan y cubren las tierras. Parece el fin de todas las cosas. Pero no está de todo perdida la esperanza.
 
De las cenizas del viejo mundo surgirá otro. Otros dioses no envueltos en la lucha entre Aesir y gigantes sobrevivirán para gobernar al mundo. Los hombres y mujeres que se escondieron en las grietas del tronco de Yggdrasill, y no serán consumidas por las llamas, emergerán para repoblar la tierra. De los viejos dioses, Balder, el más querido, renacerá y presidirá la gran morada donde primero se sentó Odín.
 
 

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