viernes, 7 de octubre de 2016

CARACTERÍSTICAS DEL SIGNO DE GÉMINIS


Los caldeos tenían dos dioses gemelos, aparentemente dos avatares del dios Nergal. Los griegos los sustituyeron por Cástor y Pólux, cuyos nombres llevan todavía las dos estrellas más brillantes de la constelación de Géminis. No obstante, otra identificación acabó por imponerse, la de que estos gemelos eran Apolo y su hermanastro Hércules, éste, vuelto hacia el signo Cáncer por los motivos que explicaremos al hablar de este último signo. De todos modos, según nos enseña Manilio, el protector del signo es Apolo y ahora repasaremos rápidamente los rasgos principales de su historia.
 
Apolo era también hijo de Júpiter, que fue un padre muy prolífico, y de una mortal llamada Letona. Juno, la celosa esposa de Júpiter, creó el dragón Pitón (cuyo nombre lleva ahora una especie de serpiente) que debía perseguir a la infeliz Letona, embarazada, e impedir que hallara asilo en la Tierra.
 
Neptuno, invocado por Letona, de un golpe de tridente hizo salir del mar la isla de Delos, donde la mujer pudo tener sus gemelos: Apolo y su hermana Diana. Por cierto, cabría preguntar por qué se atribuye la protección de Géminis únicamente a Apolo, reservando a su hermana otra signo, y por qué se ha formado para este signo de Géminis a la pareja mitológica compuesta por Apolo y Hércules cuando estos dos personajes no eran gemelos. Más adelante, veremos la respuesta, aunque no es muy convincente. Pero volvamos a la historia de Febo-Apolo...

A diferencia de Palas y de Venus, que nacieron adultas, Apolo y su hermana vieron la luz al final de la adolescencia y poseyeron la eterna juventud.
 
Poco después de su nacimiento, Apolo decidió vengar a su madre de Juno y mató con su arco y sus flechas al dragón Pitón. Su piel se utilizó después para cubrir el sagrado trípode en el que se sentaba la pitonisa de Delfos para pronunciar sus célebres oráculos.

Apolo fue el más hermoso y elegante de los dioses. Además, gracias a la lira que le regaló Mercurio, fue un músico incomparable. Tuvo numerosas amantes entre las hijas de los hombres y una no menos numerosa prole. Uno de ellos suscitó la ira de Júpiter y fue fulminado por un rayo. Apolo, para vengar su muerte, mató a flechazos a los cíclopes que habían fraguado el rayo de su padre. Esta desdichada hazaña fue la causa de que se le expulsara del Olimpo durante muchos años.

Fue durante su exilio en la Tierra cuando compitió con Pan, éste tocando la flauta, y Apolo, la lira. El juez, el rey Midas, declaró vencedor a Pan, y Apolo le castigó, como es sabido, con unas orejas de burro.

Entre sus múltiples amores, podemos citar su idilio con la ninfa Climena, del que nació Faetón, y su «interés» por un joven llamado Jacinto. Este último, muerto a traición por el dios del viento, fue convertido en flor por Apolo.

Después de su exilio —que es cuando Apolo se asocia al mito del Sol—, Júpiter se avino a abrirle las puertas del Olimpo con la condición de que se encargara de tirar del carro del Sol. Un día cometió la imprudencia de dejar las riendas a su hijo Faetón, quien permitió que los caballos se desbocaran, por lo que tuvo que ser fulminado por Júpiter para impedir, que todo el sistema solar se incendiara.

En el aspecto astrológico, el signo de Géminis es Masculino, de Tierra, mutable y, en anatomía, simboliza los brazos y los pulmones. Es, sobre todo, el signo de la adolescencia, característica evidente de la influencia de Apolo.

En el aspecto psicológico, distingue a los Géminis la vivacidad de inteligencia, el ingenio, la agilidad intelectual y la facilidad de palabra, cualidades todas de Apolo. También están dotados para las letras, pues el dios escribía poemas y era «protector de las letras».

Los Géminis son nerviosos, versátiles y de gustos variables; se les considera fáciles de influir, pero se adaptan con facilidad. El nerviosismo procede más bien del dueño del signó, Mercurio, pero todos los demás rasgos corresponden bien a Apolo, versátil en amor, influido por Mercurio que le indujo a tocar la lira para evitar su furor, después de una mala jugarreta que le hizo y fácilmente adaptable, pues al ser expulsado del Olimpo se convirtió sin dificultad en pastor del rey Admetos.

Los Géminis poseen naturalezas ricas, con mil facetas, gustan de libar de amor en amor, del mismo modo que el dios.

Su carácter sufre con frecuencia grandes modificaciones y bruscos cambios. A los de este signo se les atribuye también la afición a la música a causa de la lira de Apolo.

Finalmente, numerosos astrólogos señalan que los niños Géminis tienen que sufrir en muchas ocasiones la oposición del padre; también aquí se hace evidente la relación entre el mito de Apolo y la caracterología zodiacal.

 
 

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